Las otras crónicas

Consulta el índice de todas las crónicas por autor

Tuesday, April 05, 2005

San Lázaro

Efraín Salazar Girón

Caminando por el rumbo del Metro Buenavista, al filo de las dos de la tarde, no se percibe ese tufo de fin del mundo que se anuncian desde el PRD los profetas del Apocalipsis ante el inevitable desafuero de Manuel López Obrador mañana en San Lázaro.
No sucede lo mismo dentro de un microtaxi, donde protegidos de los candentes rayos solares escuchamos por la radio decir a Jacobo Zabludowsky que Emilio Chuayffet estima que hasta el último momento los diputados del PRI decidirán si ayudan a retirarle la inmunidad al tabasqueño para que un juez lo procese por presunto desacato a un amparo en el caso de El Encino, mientras el encabezado de un diario reza en una esquina que Manlio Fabio Beltrones afila la guadaña para darle mate al de Macuspana.
Disuelto a medias en el calor primaveral de la urbe, el mexicano luto por la muerte de Juan Pablo II a cuyas honras fúnebres está estimada la asistencia de 200 jefes de Estado y de gobierno, la suerte de López Obrador estará en manos de una centena de diputados del PRI, que son los que necesitan para ganar la partida el PAN y el Verde que ya están comprometidos con el desafuero.
Y mientras en el Palacio Legislativo siguen los cabildeos de último momento de Manuel Camacho, Ricardo Monreal y Pablo Gómez para tratar de abrir un resquicio de escape para el presunto desacatador, este aprovecha a recta final para darle con el látigo de sus desprecio a los integrantes de la LX Legislatura, al anunciar con bombo y platillo que hablará primero “ante el pueblo” –al que volverá a llamar a la resistencia civil-, y luego ante el Congreso.
Además, mientras el pueblo de clase media y del sector popular atraviesa por el cruce de Insurgentes Norte y Alzate o Eje Uno Norte, cerca de una parada en construcción del famoso Metrobús, si se alcanza a percibir el ambiente ese propósito del Peje de Gobierno de ser encarcelado para desde la celda hacer campaña por la presidencia de la República, en una copia quizá pirata de un Nelson Mandela totonaca.
Todo ocurre en un transitado punto, a varias estaciones del Metro del Palacio Legislativo de San Lázaro y a bastantes cuadras del Zócalo donde mañana comenzará tal vez la última batalla legal de López Obrador y mientras en la atmosfera se esparce una vieja rola de los Creedence, de una versión hechiza que un vendedor callejero ofrece en 10 pesos.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home


 

Click Here