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Tuesday, January 25, 2005

No saben cuánto

GILBERTO QUIROZ PAREDES

Me da mucho gusto verla. No saben cuánto. La veo y mi corazón se pone alegre. Tan sólo su risa es especial pues le da un toque femenino encantadoramente irresistible. Sin embargo mis miedos afloran sin piedad. En otras ocasiones ya me había sucedido algo parecido. Por ejemplo, hace unos tres años conocí una chica de nombre Sol, de gafas y muy recatada. Era tierna pero de esas chicas salvajes que golpean el corazón de uno sin piedad.
Todos los días al llegar a mi trabajo pensaba en ella. Así empezaba siempre, con su imagen en la mente. Sólo de esa forma soportaba las injusticias laborales. Lo más hermoso de todo es que cuando conoció uno de mis ensayos se comunicaba conmigo diariamente para salir. Me decía por el correo electrónico: "estoy pensando en ti; llámame". Era hermoso sentir aquello. Resulta fascinante y estimulante que una persona con su simple presencia te anime a tanto.
Verla era un agasajo. No hubiera cambiado esa situación por nada. No lo habría hecho aunque me hubieran ofrecido millones de pesos. La razón, su imagen me alegraba y me hacía sentir vivo aunque ella no me pertenecía. El tiempo pasó y Sol mostró el cobre del que estaba hecha. Le pedí me acompañara al hospital para hacerme un chequeo de los ojos y me dejó plantado para siempre con esa idea. En realidad no estoy molesto. Nunca lo estuve aunque si me embargó la tristeza con su adiós. Mi consuelo es que una chica como ella no sale con alguien que no le guste y ella me eligió en algunas ocasiones.
En la actualidad acabo de conocer a otra chica. Tampoco tengo nada con ella y me hace feliz con su presencia. Se está repitiendo la historia pero esta vez mucho mejor. La muchacha es especial, pues tiene esa chispa que mueve a uno a hacer cosas en nombre del amor. Por cosas del destino la veo frecuentemente. Se que muy probablemente soy para ella indiferente e incluso raro, pues cuando mi corazón se entrega de esa forma me vuelvo un auténtico tonto. En fin, me da mucho gusto verla. No saben cuanto. La veo y mi corazón se pone alegre.

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