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Tuesday, January 25, 2005

La chica de al lado

GILBERTO QUIROZ

Viajaba sola con una cajita. Tenía los ojos cerrados pero sus mejillas fueron testigo de su tristeza al recibir una incontenible lágrima. El camión seguía la lenta marcha a consecuencia del tráfico sobre Periférico. Tragué saliva y proseguí la lectura de mi libro. En eso, el chofer aceleró y sentí un ligero vértigo. Me dio la falsa sensación de que nos desplazábamos en reversa.
Observé de nuevo a la chica de al lado. Esta vez tenía los ojos abiertos, pero la mirada perdida. Su pesar parecía no tener límite y la cajita aparentemente era el motivo de su dolor. Pensé en la posibilidad de que fueran las cenizas de un ser querido, y no pude evitar recordar la muerte de mi madre. De pronto, el conductor de la unidad preguntó a su copiloto ¿cómo te ha ido con la mujer que se parece a la Diana de Reforma?
Respondió inmediatamente. “La chica me buscaba para vernos y a la fecha no puedo recordar alguna cita en la que no terminara comprándole algo, independientemente de invitarla a comer. En fin, el último día se la pasó hablando de los pretendientes que le gustan. Se refirió a uno en especial del que dijo: ¡Lástima que él no cayó en mis garras! Entonces pensé que por lógica yo era el único imbécil que sí lo hizo. Le pregunté que si yo también le agradaba, y tajantemente dijo que no. Me percaté de que me vio como signo de pesos, pues un cariño sincero nunca pide cosas materiales, y de no ser que me hubiera enojado por el comentario, hubiera terminado prestándole dinero”.
El chofer dio un brusco giro. Tuve que detener a la chica de al lado para que no cayera. Entonces el conductor vociferó contra las mujeres. “Te dije que no gastarás de más en ellas, no lo merecen, o te quieren a ti, o a tu dinero”. Pensé que era excesiva la reacción del conductor pues no todas las damas son iguales y confirmé mi opinión cuando me percaté de que la chica de al lado buscaba algo desesperadamente. No resultaron ser cenizas, era un anillo, tal vez de compromiso. Cuando logramos rescatarlo ella lo apretó fuerte contra su pecho.

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