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Sunday, April 17, 2005

Antesala del Infierno

Obed Collado

"Esta es la primera".

Bebiendo cerveza, como todos los fines de semana, en la misma antesala del infierno.
Te preguntas dónde está tu diablita.
La respuesta es la misma de siempre.
Pero estás ahí, pequeño demonio, observando a los que creen pertenecer a tu misma raza infernal. Los analizas, los escudriñas cuidadosamente. Te crees un observador. Y entonces, diablillo, ¿por qué te sientes tan mal?

"Esta es la segunda".

Sigues. Insistes. Bebes como si eso te convirtiera en un ser AMABLE.
Pequeño demonio. Ningún mortal parece notar tu rojiza presencia.
Paradójicamente, eres tú el tentador de tantos pecadores que se van a casa (o al "cinco letras") felices.

"Esta es la tercera".

Cuánto has bebido diablito. La borrachera no merma tu capacidad tentadora de mortales que se sienten hermanos tuyos.
En esa cantinucha (que sólo tú sabes es una entradita del infierno), todo mundo va a sentirse "libre". Incluido tú, que en realidad estás ahí porque esa es tu chamba.

"Esta es la cuarta".

Extrañamente, hoy has ido al baño muchísimas veces.
Normalmente pasan "horas chela" para que eso ocurra, pero hoy, vas al baño dos veces por cada cerveza. Qué raro, insignificante hijo de Luzbel.
Como sea, no parece que haya nadie dispuesto a pecar usando tu infernal figura.

"Esta es la quinta".

Te "aplastas". No te mueves de tu lugar hasta que un par de señoras se saltan la parte en la que te hubieran guiñado el ojo y te piden, cada una, una cosa:
La más "viejosa", que la invites a cenar.
La menos fea, que la invites a bailar.

"Esta es la sexta".

Pequeño demonio. Has sobrevivido, una noche más, la noche de los mortales que creen que están en una cantina de mala muerte. (Nadie sabe que por ahí entras y sales de tu casa). Y resulta que tú última cerveza es la número 18. Pero para no perder la cuenta, en cada "cubeta" que te sirven, las pides una por una las chelas. Para evitar a los gorrones.
Por envidioso, los otros demonios a los que tanto quieres, hoy (ayer) no acudieron a ese portal del infierno que sólo tú y ellos conocen.
Y para acabarla. Tienes que pagar lo que consumes.

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