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Tuesday, April 12, 2005

Por sus frutos

Efraín Salazar Girón

Ayer comí con un amigo conocedor del laberinto político nacional y quien hace años se liberó de la ingenuidad que a algunos seres humanos nos acompaña durante un tramo del camino.
Cuando las veredas de la charla nos llevaron al cacareado tema del desafuero y teniendo enfrente a uno de los bufones de ese espectáculo circense que tuvo su clímax el pasado jueves en el Palacio Legislativo de San Lázaro, Juan Molinar Horcacitas, exconsejero del IFE, hoy diputado panista ardiente defensor del estado de Derecho, nuestro amigo recordó que la política ha sido sucia desde el amanecer de la historia y que la búsqueda del poder siempre ha estado plagada de intrigas, celadas, patrióticas ejecuciones y asesinatos viles, como el de los generales Francisco Villa y Emiliano Zapata, incluso entre hermanos de sangre o de partido.
“Así que si éste”, dijo en referencia a López Obrador, “esperaba que no lo tocaran, aunque muchas veces pidió que lo dieran por muerto, no sabe en dónde está metido, y si sabe, entonces por qué se escandaliza si a la mala, como dice, lo están tratando de hacer a un lado del camino”.
“¿Qué esperaba?”, “¿Qué lo llevaran a Los Pinos escoltado?”.... “En este baile de la política hay pisotones y fuertes, y si no le gusta que lo pisen, muy sencillo, entonces que no baile”.
Es claro que López Obrador lo que busca es la Presidencia de la República, el cargo público concentrador del mayor poder político en México y en ese camino se ha sabido valer de necesidades de la gente, como las de aquellos pescadores y campesinos afectados en sus tierras y aguas por Pemex en su natal Tabasco, y cuya exigencia de indemnización por la paraestatal el hoy desaforado encabezó en los años ochenta, recurriendo entonces al cierre de caminos y a la toma de instalaciones petroleras.
Hoy el de Macuspana no tiene empacho en sumar a su causa o “su proyecto”, a las redes ciudadanas de Manuel Camacho Solís, en su momento defensor de Carlos Salinas, lo mismo que antes a René Bejarano y su estructura en el Distrito Federal o capitalizar el abandono en que los gobiernos y los partidos políticos han mantenido a los ancianos de este país, para quienes en la ciudad de la esperanza López Obrador instrumentó una humanitaria ayuda de pensión alimenticia por la que un sinfín de estas personas le están profundamente agradecidas.
López Obrador quiere pues llegar a Los Pinos y para ello se ha valido y se vale de todo lo que se pone a su alcance en los sectores público y privado. Entonces no puede soslayar a sus adversarios dispuestos también a todo con tal de ganarle la partida.
Siempre ha sido así, que no se llame a sorpresa ni él ni sus seguidores. De otro modo, pasará por ingenuo o será presa de su vocación de mártir.

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