Las otras crónicas

Consulta el índice de todas las crónicas por autor

Saturday, June 04, 2005

Ciudad desastre

EFRAIN SALAZAR GIRON

La Ciudad de México, llamada de la esperanza por el gobierno pejelagartino, es un verdadero desmadre. Y quienes no lo crean, que se den una vuelta, a cualquier hora, a lo largo de Insurgentes, por ejemplo, o por esa zona que tiene su centro de gravedad en el cruce de Juárez y Balderas, adornado mucho tiempo por el hotel Regis y junto al cual dominó las noches de hace muchos años el cabaret Capri, escenario de buenas carnes argentinas.
El cambio del drenaje en esa zona del Centro Histórico, donde se levantan construcciones del altos vuelos dentro de un programa de recuperación que cuando concluya seguramente dará relumbrón a la capital del paisito, pone hoy histérico a cualquiera que se aventure a cruzar por esa zona de guerra, donde las trincheras están abiertas en calles, aceras y banquetas y donde en una atmósfera cargada de polvo mezclado con humo de escapes y el crepitar de maquinaria, maestros albañiles y chalanes gobiernan entre tubos plásticos amontonados, vehículos de obra, y cerros de tierra, arena y asfalto.
El consuelo que nos debe de quedar, a los victimados habitantes de la región de Anáhuac, es el mismo que animó a aquel turista extranjero, quien, al volver a su patria, respondió a los interesados en saber qué le había parecido la Ciudad de México: Cuando la terminen, les va a quedar a toda madre.
Nosotros, para no hacernos nudos en las tripas al tener que cumplir con una cita en esa devastada parte del ombligo del país, preferimos recrearnos el momento recordando que el Distrito Federal tiene más magia que el realismo del boom latinoamericano y que aquí podemos ver como El Chapito Guzmán, hijo del peligroso Chapote, es sacado de un reclusorio capitalino y llevado a La Palma, en medio de una nube de agentes y patrullas, ante el temor de las autoridades de que el vástago del narcotraficante prófugo escenificara la segunda parte de El Gran Escape.
Y al día siguiente nos enteramos que esta gran ciudad es también asiento de autoridades locales y federales acorraladas no sólo por la fuerza de los mercaderes ambulantes reyes de la piratería, sino del reconocido poder mayúsculo de Joaquín Guzmán Loera, vértice de la matanza que no termina en Sinaloa, Juárez, Tijuana y norte de Tamaulipas por ajuste de cuentas, y quien según reveló el subprocurador Santiago Vasconcelos en un reconocimiento público hecho a los talentos del delincuente desde Los Pinos, es visto como héroe y benefactor en la sierra donde se esconde.
Y nosotros que queríamos hombres duros para gobernar.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home


 

Click Here