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Wednesday, June 15, 2005

Pónganse changos

EFRAIN SALAZAR GIRON
La reinauguración de la primera sección del bosque de Chapultepec y la anunciada obligatoriedad de darle mantenimiento a sus áreas verdes y cuerpo lacustre, nos conmina como ciudadanos a ponernos changos para evitar un pronto deterioro de esa recuperación lograda al calor de la precampaña política.
Por lo pronto, la reapertura de ese tradicional paseo estudiantil de todos los días y fin semanero de las familias radicadas en este rancho grande y las que vienen de paseo del "interior" del paisito, nos hizo evocar chascarrillos de los años mozos, como aquel de la señora que pedía a su negligente marido llevar a los niños al Zoológico de Chapultepec y quien recibió como respuesta un "¡Ah no!, si quieren verlos, que vengan a la casa!".
Desde aquellos años nos quedó claro que Chapultepec nos diviertía aún sin necesidad de llegar hasta sus desgastados prados y sin tener que aventurarnos en sus -entonces- cenagosas aguas del artificial lago.
Nos bastaba escuchar el chiste pasado por anécdota de aquella familia cuyos integrantes debieron tener un aire de eslabón perdido, que preguntó a un vigilante por la jaula de los changos y que fue reprendida al calor de "Si no saben regresar para qué se salen".
O el de aquella señora realista, cuyo hijo de pocos meses de nacido bien hubiera servido para una clase universitaria de la evolución de las especies y que, cuando visitaba el zoológico, ponía muy visible en la carriola de su retoño un letrero que rezaba, "Favor de no tirarle cacahuates".
Así, el bosque, que según dice la historia era utilizado en su tiempo por el emperador poeta Nezahualcoyotl para su encuentro con las musas, a través de los años ha servido para inspirar el ingenio nacional en aras de la sana diversión a costillas del prójimo y hasta para engordar ahora el caldo de la campaña presidencial de la reencarnación tabasqueña del Benemérito de la Américas.
No se sabe que en Chapultepec haya duendes, y aunque hace años un periodista inventó que en las verdosas aguas de su estanque habitaba un monstruo similar al del lago Ness, hoy podríamos decir que entre los gruesos troncos de sus eucaliptos, robles y pinos, nos acechan las intenciones de quien está encaminado hacia Los Pinos con la anunciada intención de reincorporar esas áreas arrebatadas al bosque en los tiempos del general Cárdenas, porque él -dijo-, de todos modos piensa vivir en Palacio Nacional, como todo un Juárez reencarnado que se respete.
Mientras tanto, henchidos de democracia, habrá marcha del 2 de julio para "celebrar" el triunfo de Fox hace cinco años.
Mejor vámonos a remar a Chapultepec.

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